Hablarnos, compartir, encontrarnos, a pesar de todas las herramientas tecnológicas que hemos creado, se vuelve a veces muy difícil. Y es que los grandes medios de comunicación, la tele, los diarios, a veces parecen hablarnos e insistir en una realidad que no es la que vemos al pisar la calle, al hablar con los vecinos. La agenda de los medios se construye a partir de intereses que muchas veces no son los nuestros, y que ocultan más que mostrar los muchos mundos que desde abajo están creciendo. Este mismo caracol surgió hace varios años (cuando ni siquiera se llamaba así) a partir de esa necesidad de extender el diálogo que estábamos teniendo entre nosotros y con los vecinos a mucha mas gente, poder contar lo que hacemos y saber y aprender de lo que otros hacen.
Quisimos dedicar este número de El caracol a conocer a otros medios que en nuestra ciudad construyen cada día una forma distinta comunicarnos. Bien lejos de los fines económicos, con distintas voces que no se aplacan bajo el peso de estrictas normas, la revista Telaraña, la Radio Cualquiera de La Hendija, el grupo Cine h, van creando espacios donde comunicarse y compartir es la única exigencia.
Y es que de eso se trata también la biblioteca, los libros, de conversar, de contactarnos, de poder encontrarnos de otro modo, con nuestros propios tiempos e intereses. Este caracol se echa a andar con publicaciones, radios y blogs hacia la casa de todos, la que queremos construir.
sábado, septiembre 13, 2008
Dossier Medios intedependientes: Revista Telaraña
La revista Telaraña, hilos de lo cotidiano, surge de la inquietud de un grupo de periodistas-comunicadores y amigos. Una manera concreta de combatir el hastío que implica un trabajo precarizado y desdeñado. Una necesidad común por crear un espacio alternativo de comunicación. El deseo de construir una red con hilos transparentes, para algunos quizás imperceptibles, pero sin dudas resistentes. Comenzar con un proyecto de estas características: publicación mensual de carácter independiente, provoca movimiento y contagio, a pesar de las visibles dificultades económicas, las que -lamentablemente- se han convertido en otra de sus características. También implica compromiso y una constante reflexión acerca de las condiciones de producción de este tipo de proyectos que, por suerte, se ha diversificado y proliferado en nuestra ciudad de Paraná. En Telaraña las libertades se extienden, las decisiones se toman grupalmente, no hay censura, ni recortes en las notas. Los temas tienen que ver, básicamente, con gustos propios. También con aquellas problemáticas que no se profundizan en los medios de comunicación locales, o que son noticia y nunca más sabemos de ellas. Relatos de amor, experiencias de vida, decisiones o aspectos que se relacionan con la política, contenidos sobre salud, educación, hechos históricos, actividades artísticas y culturales, humor, entre otros.
Pese a las dificultades que se presentan, Telaraña cumplió -en mayo de 2008- su segundo año de vida y este sigue siendo un muy buen motivo para celebrar y para seguir adelante. Compartir esta tarea se ha hecho fundamental. Intercambiar con otras publicaciones. Asistir a ferias, eventos, acarreando mesitas, sillas, revistas, alimenta ganas y sociabiliza intereses. El sistema de suscripciones ha permitido otra manera de distribución y de garantizar a los lectores recibir la revista en su casa, ya sean residentes en Paraná o en otras ciudades de la provincia, el país o el exterior.
Actualmente el staff de Telaraña está integrado por: Silvina Mernes, Alfredo Hoffman, Gisela Romero, José Vásquez, Fernanda Puglisi y Betiana Spadillero, además de los colaboradores itinerantes que participan mes a mes con sus notas.
Por más información pueden escribir a hilosdelocotidiano@yahoo.com.ar o visitar nuestro blog http://www.hilosdelocotidiano.blogspot.com/.
Pese a las dificultades que se presentan, Telaraña cumplió -en mayo de 2008- su segundo año de vida y este sigue siendo un muy buen motivo para celebrar y para seguir adelante. Compartir esta tarea se ha hecho fundamental. Intercambiar con otras publicaciones. Asistir a ferias, eventos, acarreando mesitas, sillas, revistas, alimenta ganas y sociabiliza intereses. El sistema de suscripciones ha permitido otra manera de distribución y de garantizar a los lectores recibir la revista en su casa, ya sean residentes en Paraná o en otras ciudades de la provincia, el país o el exterior.
Actualmente el staff de Telaraña está integrado por: Silvina Mernes, Alfredo Hoffman, Gisela Romero, José Vásquez, Fernanda Puglisi y Betiana Spadillero, además de los colaboradores itinerantes que participan mes a mes con sus notas.
Por más información pueden escribir a hilosdelocotidiano@yahoo.com.ar o visitar nuestro blog http://www.hilosdelocotidiano.blogspot.com/.
Dossier Medios intedependientes: Radio Cualquiera
Cada cual ¡quiera!
Cuando “la radio” parece ser un medio viejo entre otros avances tecnológicos, hay fuerzas que la reinventan y la reaniman. Pensamos que lejos de ser un medio desplazado, cada cual quiera la emplaza, le hace lugar, y para esto no solo cuenta que un grupo de personas confluyan en el proyecto de imaginar y hacer una radio, sino que quién sintoniza y oye es parte y arte de este concierto de voces que es la radio.
Expresión de distintas voces, otras músicas, otros relatos, que diversas propuestas tengan lugar, esto es lo que imagina y en lo que se embarcó desde mediados del 2005, “Radio Cualquiera” desde la “Fundación Centro Cultural La Hendija”.
El 94.3 del dial es una constelación donde distintas producciones culturales van diseñando una cartografía polifónica y vasta. Junto a Jóvenes Pordioseros se puede escuchar a Serrat o al querido Walter Heinze. Después de un tanguito de Piazzola se puede oír una cumbia colombiana o una chacarera de Yupanqui. Las guitarras del mundo, el jazz, el rock y otros estilos encuentran su lugar aquí. Y este relieve no deja de asombrar y conmover si tenemos en cuenta la homogeneidad y chatura a la que nos tienen acostumbrados la mayoría de las radios.
Una radio diferente, una frecuencia otra, una transmisión alternativa, una radio cada cual quiera, necesita también sustentarse económicamente, lo que deviene en desafío cuando la idea es que este puntal no se rija por normas estrictamente comerciales. Por eso, importante es destacar el papel de la autonomía económica y financiera que se construye en la 94.3 con el aporte de socios que a cambio de una pequeña cuota mensual pueden acceder a CD de regalo, entradas con descuentos a diferentes espectáculos entre otros.
Dicen por ahí que querer es poder y cada cual quiera, cada cual se anime a encontrarse con otros en un proyecto común de autogestión de ideas, de propuestas y recursos, “puede hacer”.
Con onda, con frecuencia, sintonice radio Cualquiera que es como usted, como nosotros, como ¡cualquiera!
Cuando “la radio” parece ser un medio viejo entre otros avances tecnológicos, hay fuerzas que la reinventan y la reaniman. Pensamos que lejos de ser un medio desplazado, cada cual quiera la emplaza, le hace lugar, y para esto no solo cuenta que un grupo de personas confluyan en el proyecto de imaginar y hacer una radio, sino que quién sintoniza y oye es parte y arte de este concierto de voces que es la radio.
Expresión de distintas voces, otras músicas, otros relatos, que diversas propuestas tengan lugar, esto es lo que imagina y en lo que se embarcó desde mediados del 2005, “Radio Cualquiera” desde la “Fundación Centro Cultural La Hendija”.
El 94.3 del dial es una constelación donde distintas producciones culturales van diseñando una cartografía polifónica y vasta. Junto a Jóvenes Pordioseros se puede escuchar a Serrat o al querido Walter Heinze. Después de un tanguito de Piazzola se puede oír una cumbia colombiana o una chacarera de Yupanqui. Las guitarras del mundo, el jazz, el rock y otros estilos encuentran su lugar aquí. Y este relieve no deja de asombrar y conmover si tenemos en cuenta la homogeneidad y chatura a la que nos tienen acostumbrados la mayoría de las radios.
Una radio diferente, una frecuencia otra, una transmisión alternativa, una radio cada cual quiera, necesita también sustentarse económicamente, lo que deviene en desafío cuando la idea es que este puntal no se rija por normas estrictamente comerciales. Por eso, importante es destacar el papel de la autonomía económica y financiera que se construye en la 94.3 con el aporte de socios que a cambio de una pequeña cuota mensual pueden acceder a CD de regalo, entradas con descuentos a diferentes espectáculos entre otros.
Dicen por ahí que querer es poder y cada cual quiera, cada cual se anime a encontrarse con otros en un proyecto común de autogestión de ideas, de propuestas y recursos, “puede hacer”.
Con onda, con frecuencia, sintonice radio Cualquiera que es como usted, como nosotros, como ¡cualquiera!
¡Ya está en la calle!
Finalmente ya está en la calle El Caracol de septiembre. Después de algunos inconvenientes y arduas disquisiciones el caracol salió una vez más a recorrer las calles del barrio y las veredas del mundo. Para los amigos que no se lo encuentren a la vuelta de alguna esquina, aquí se lo dejamos en versión digital.
El Caracol digital
El Caracol digital
martes, septiembre 02, 2008
Las Bibliotecas Populares
Las Bibliotecas Populares
Susana Fiorito Argentina
En todos los países del mundo existen Bibliotecas Públicas, donde los ciudadanos pueden leer –libros, revistas, diarios- sin ser propietarios del “objeto” (soporte, se dice ahora) que contiene conocimientos científicos y técnicos, narrativa, poesía. En las Bibliotecas Públicas la cultura escrita (ahora también en sus formas plásticas y musicales y en imágenes animadas), está al alcance de todos sin el requisito de la apropiación individual: la propiedad es “pública” (nacional, provincial o estadual, municipal) y el ciudadano puede acceder libremente a ella, en algunos casos aportando una pequeña cantidad de dinero para solventar su uso.
La Argentina es el único país del mundo en que, además de Bibliotecas Públicas, existen las Bibliotecas Populares. Las creó el Presidente Sarmiento, en 1890, por una ley que establecía que “las Populares” debían constituirse como producto de la asociación de personas que unieran sus esfuerzos para posibilitar el acceso universal (de pobres y ricos, de chicos y grandes, de nativos y extranjeros) al conocimiento de las letras, las ciencias y las artes.
Millones de argentinos y extranjeros –la década de 1890 y las siguientes vieron la explosión inmigratoria- pudieron acceder a la cultura escrita, cumplir con la educación obligatoria, seguir estudios formales, acceder a mundos lejanos, zambullirse en el placer de las fantasías literarias, gozar de la poesía, gracias a la existencia de esas Bibliotecas, creadas, organizadas y funcionando gracias a la dedicación voluntaria de ciudadanos y ciudadanas que aportaban una pequeña cuota mensual para que todos (aún los que no aportaban), pudieran leer.
Las Bibliotecas Populares han sobrevivido a todos los avatares del ¿desarrollo? capitalista en la Argentina, al fraude conservador, a las dictaduras, al populismo, a los mecanismos clientelísticos de la democracia burguesa. Sobrevivieron a las quemas de libros, a la inundación de best-sellers, al marketing. Actualmente –y cada vez más- reemplazan a las escuelas en las funciones que éstas no pueden cumplir porque tienen que dar de comer, constituirse en espacio para la vacunación y la revisación odontológica, ocuparse de las cabezas parasitadas y del maltrato doméstico. En las Populares los chicos y las chicas aprenden las lecciones –ya las editoriales no regalan un libro a cada maestra de grado-, hacen los deberes, leen los cuentos que antes oían de boca de sus padres y madres, de sus abuelos y abuelas.
Estos refugios de la cultura, estas instituciones comunitarias (todo lo comunitario que puede ser una institución en el seno de una sociedad capitalista cuyo eje es la propiedad privada de los medios de producción), están amenazadas por la ola privatizadora. Ya se privatizaron los servicios públicos, las fuentes de energía, las minas de oro y plata. ¿Los depósitos acuíferos y los glaciares cordilleranos son la próxima presa?...
Y hora estamos en peligro los lectores: en peligro de que nos privaticen la lectura pública…
¿Qué proponen ahora a las Bibliotecas Populares?: que deben pagar un canon -¿a la editorial o a las Asociaciones o Cámaras de Editores?- por cada libro que prestan. Los dueños de los copyrights, que no son precisamente los autores, sino los editores, consideran que los derechos de autor –cobrados ya cuando la Biblioteca compra el libro- deben ser pagados por ella cada vez que el libro se lee. Cien veces, si se presta a 100 lectores. ¿Coherente, no es cierto? Coherente con un proceso que comenzó con la privatización de los servicios públicos – una flagrante contradicción- y que apunta a la apropiación privada de la cultura.
"Las Bibliotecas Populares fueron y son una herramienta para la apropiación universal de la cultura. Ahora les toca enfrentar las corrientes de la monopolización del conocimiento."
Las Bibliotecas Populares fueron y son una herramienta para la apropiación universal de la cultura. Ahora les toca enfrentar las corrientes de la monopolización del conocimiento; la ola de las privatizaciones pretende acaparar también el saber, los saberes. Usemos esas herramientas que tienen más de un siglo de vida fecunda: no se trata sólo de defender lo que existe, también hay que avanzar, difundiendo el hambre de lectura, las ganas de saber.
© 2007 Susana FioritoFundación Pedro Milesi y Biblioteca Popular de Bella Vista - Córdoba - Argentina
Ud. es libre de copiar, distribuir y hacer obras derivadas de este texto bajo los términos de la GNU / Free Documentation License. Para más información ver http://www.gnu.org/licenses/fdl.txt
Susana Fiorito Argentina
En todos los países del mundo existen Bibliotecas Públicas, donde los ciudadanos pueden leer –libros, revistas, diarios- sin ser propietarios del “objeto” (soporte, se dice ahora) que contiene conocimientos científicos y técnicos, narrativa, poesía. En las Bibliotecas Públicas la cultura escrita (ahora también en sus formas plásticas y musicales y en imágenes animadas), está al alcance de todos sin el requisito de la apropiación individual: la propiedad es “pública” (nacional, provincial o estadual, municipal) y el ciudadano puede acceder libremente a ella, en algunos casos aportando una pequeña cantidad de dinero para solventar su uso.
La Argentina es el único país del mundo en que, además de Bibliotecas Públicas, existen las Bibliotecas Populares. Las creó el Presidente Sarmiento, en 1890, por una ley que establecía que “las Populares” debían constituirse como producto de la asociación de personas que unieran sus esfuerzos para posibilitar el acceso universal (de pobres y ricos, de chicos y grandes, de nativos y extranjeros) al conocimiento de las letras, las ciencias y las artes.
Millones de argentinos y extranjeros –la década de 1890 y las siguientes vieron la explosión inmigratoria- pudieron acceder a la cultura escrita, cumplir con la educación obligatoria, seguir estudios formales, acceder a mundos lejanos, zambullirse en el placer de las fantasías literarias, gozar de la poesía, gracias a la existencia de esas Bibliotecas, creadas, organizadas y funcionando gracias a la dedicación voluntaria de ciudadanos y ciudadanas que aportaban una pequeña cuota mensual para que todos (aún los que no aportaban), pudieran leer.
Las Bibliotecas Populares han sobrevivido a todos los avatares del ¿desarrollo? capitalista en la Argentina, al fraude conservador, a las dictaduras, al populismo, a los mecanismos clientelísticos de la democracia burguesa. Sobrevivieron a las quemas de libros, a la inundación de best-sellers, al marketing. Actualmente –y cada vez más- reemplazan a las escuelas en las funciones que éstas no pueden cumplir porque tienen que dar de comer, constituirse en espacio para la vacunación y la revisación odontológica, ocuparse de las cabezas parasitadas y del maltrato doméstico. En las Populares los chicos y las chicas aprenden las lecciones –ya las editoriales no regalan un libro a cada maestra de grado-, hacen los deberes, leen los cuentos que antes oían de boca de sus padres y madres, de sus abuelos y abuelas.
Estos refugios de la cultura, estas instituciones comunitarias (todo lo comunitario que puede ser una institución en el seno de una sociedad capitalista cuyo eje es la propiedad privada de los medios de producción), están amenazadas por la ola privatizadora. Ya se privatizaron los servicios públicos, las fuentes de energía, las minas de oro y plata. ¿Los depósitos acuíferos y los glaciares cordilleranos son la próxima presa?...
Y hora estamos en peligro los lectores: en peligro de que nos privaticen la lectura pública…
¿Qué proponen ahora a las Bibliotecas Populares?: que deben pagar un canon -¿a la editorial o a las Asociaciones o Cámaras de Editores?- por cada libro que prestan. Los dueños de los copyrights, que no son precisamente los autores, sino los editores, consideran que los derechos de autor –cobrados ya cuando la Biblioteca compra el libro- deben ser pagados por ella cada vez que el libro se lee. Cien veces, si se presta a 100 lectores. ¿Coherente, no es cierto? Coherente con un proceso que comenzó con la privatización de los servicios públicos – una flagrante contradicción- y que apunta a la apropiación privada de la cultura.
"Las Bibliotecas Populares fueron y son una herramienta para la apropiación universal de la cultura. Ahora les toca enfrentar las corrientes de la monopolización del conocimiento."
Las Bibliotecas Populares fueron y son una herramienta para la apropiación universal de la cultura. Ahora les toca enfrentar las corrientes de la monopolización del conocimiento; la ola de las privatizaciones pretende acaparar también el saber, los saberes. Usemos esas herramientas que tienen más de un siglo de vida fecunda: no se trata sólo de defender lo que existe, también hay que avanzar, difundiendo el hambre de lectura, las ganas de saber.
© 2007 Susana FioritoFundación Pedro Milesi y Biblioteca Popular de Bella Vista - Córdoba - Argentina
Ud. es libre de copiar, distribuir y hacer obras derivadas de este texto bajo los términos de la GNU / Free Documentation License. Para más información ver http://www.gnu.org/licenses/fdl.txt
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